José Miguel Santiago Castelo
(1948-2015)

ALFA. OMEGA. ALFA

Alfa. Fue un niño que, cada mes de junio, sin haber todavía amanecido, dejaba la casa en el pueblo -Granja de Torrehermosa-, aún con el suelo empedrado, para ir camino del instituto cordobés donde, por entonces, se examinaban de bachillerato los niños de su edad. Su tenacidad y su talento, le hicieron lograr un expediente académico excelente.

Omega uno. Dejó su tierra extremeña. Siempre consigo en la carne. Madrid, estudios de periodismo… y ABC. Desde sus inicios, trabajó en los diferentes puestos y secciones que le asignaron hasta llegar a la Subdirección, por décadas, de la «Casa».

Omega dos. No dejó de lado su vocación literaria. Hizo memoria de las ausencias. Pasó las horas entre hojas cubanas, escribiendo un cuaderno de verano, recordando al aire de su vuelo el breve silbo de un “siurell” mallorquí. Y desafió, con gallardía, las disposiciones del olvido.

No dejó de lado su vocación literaria.
Hizo memoria de las ausencias.

Su indudable valía literaria fue la Cruz de Guía, la memoria y faro que siguieron diversos e importantes premios y, lo más preciado, numerosos lectores con los que compartió vivencias, emociones, alegrías y abatimientos.
En definitiva, compartió su vida. Así también, tristemente, el inmenso dolor de la muerte de una hermana.

Omega tres. Extremadura intermitente. Además de la subdirección en el periódico, entre versos, artículos, charlas, conferencias… siempre tuvo tiempo para viajar -ida y vuelta en el día, si así era necesario- a su tierra. Bien como miembro de la Real Academia Extremeña de las Letras y de las Artes, bien, en años posteriores, como director de la misma. Entremedias, la fundación e impulso al Centro UNESCO de Extremadura, sus viajes a las «Otras Españas», especialmente Cuba y Argentina.
¡ Menudo quilombo!

Entremedias,
la fundación e impulso al centro UNESCO de Extremadura, sus viajes a las «Otras Españas»

Alfa. Se cumplió la sentencia.
Ahora -y por siempre- Extremadura.
Junto a sus padres y a su hermana, sueña con esta luz sin contorno.
Guardianes de ese sueño, son un cielo extremeño -que, de tan azul, hiere- y una torre que de lejos se ve, lo que de cerca es: una Torre-Hermosa.
Al aire de su vuelo se oye una jaculatoria; Santiago Castelo, gran periodista y gran poeta, pero -como los que verdaderamente lo son- nunca dejó de ser el alegre, sencillo y fascinante José Miguel.

Poemarios publicados:
Tierra en la carne, Memorial de ausencias (Premio Fasterath de la RAE), Cuaderno del verano, Siurell, Como disponga el olvido, Hojas cubanas, Cruz de Guía, Al aire de su vuelo, Quilombo, La hermana muerta, Esta luz sin contorno, La sentencia (Premio Jaime Gil de Biedma).